SAN ISIDRO | GRAN CUARTO TORO DE PUERTO DE SAN LORENZO
Del milagro de Perera a la oreja de El Cid
La única oreja del festejo la ha paseado Manuel Jesús ‘El Cid’ tras cuajar al natural a un gran toro en la muleta de Puerto de San Lorenzo. El milagro lo ha protagonizado Miguel Ángel Perera en su primer toro, al salir ileso de una fortísima voltereta.
Sixto Naranjo - 19-05-11
Madrid, jueves 19 de mayo de 2011. Casi lleno. Cuatro toros de Puerto de San Lorenzo, desiguales de presentación. Justos de raza y fuerzas. El más completo fue el 4º, un gran toro en la muleta. Un sobrero de Salvador Domecq (3º bis), bien presentado y deslucido. Otro sobrero de Carmen Segovia (5º bis) al correr turno en segundo lugar, noblote pero a menos. El Cid, silencio y oreja. Miguel Ángel Perera, saludos y palmas tras aviso. Daniel Luque, silencio y silencio. Caía la noche sobre Las Ventas cuando alrededor de las diez menos veinticinco arrastraban el último toro del décimo festejo de la Feria de San Isidro, el de mayor duración de cuanto llevamos de abono. Tarde de sensaciones distintas, de resultados desiguales y con varias notas positivas si buscamos más allá de la fría reseña.
Si esta mañana se descubría en el Patio de Arrastre el azulejo que premiaba al encierro del Puerto de San Lorenzo por su encierro lidiado en el San Isidro pasado, a punto ha estado esta tarde de tener que devolverlo. Sexteto muy desigual en hechuras, con dos toros devueltos por su manifiesta endeblez y un comportamiento desrazado.
Ha salvado el honor al hierro salmantino “Carretillo”, un gran toro, paradigma del animal que cría esta ganadería. Perfectas hechuras, frío de salida, sin emplearse en el peto, al límite de las fuerzas, pero que cuando sonó el clarín para dar paso al tercio de muleta se vino arriba con casta, nobleza y profundidad en sus embestidas. Un toro para devolver el sitio al más pintado.
Y el más pintado ha sido una vez más El Cid, que ha cortado una oreja y le ha devuelto en parte el crédito que se dejó este martes con su primer toro de El Ventorrillo. Faena de creciente intensidad, que tuvo una primera parte correcta a media altura por el pitón derecho. El sevillano, consciente de que a la faena le costaba romper, decidió utilizar su mano talismán. Con la izquierda llegaron tres tandas de mano baja y profundo trazo con el toro deslizándose hasta el final. El Cid volvía por enésima vez y Madrid se lo reconocía. La faena se resintió y bajó un punto de intensidad al final con el toro queriéndose rajar. Una estocada trasera y caída dio paso al corte de un justo trofeo que si sirve a El Cid para coger confianza en sí mismo, bienvenido sea.
Su primero tuvo tanta calidad como escasez de fuerzas. El animal, muy mal lidiado, quería coger la muleta de El Cid con buen son, pero cada vez que el de Salteras le obligaba por abajo el toro perdía las manos y con ello, ritmo la faena.
Miguel Ángel Perera, aún sin trofeos, ha salido reforzado esta tarde de Las Ventas. Sabedor del estirón pegado por sus compañeros del G10 que han salido estos días a hombros, el extremeño se la ha jugado sin trampa ni cartón su lote. Lote compuesto por un primer toro feo de hechuras del Puerto al correrse turno y un sobrero de Carmen Segovia que hizo concebir esperanzas pero que se frenó a las primeras de cambio.
Con su primero, de informal embestida, trató de dominarlo por abajo en los primeros compases del trasteo. Hubo una buena tanda a derechas que hizo creer a Perera que el toro podía sacar un fondo que nunca mostró. Por ello decidió, en una actitud muy clásica en el torero, alargar el trasteo en busca de un lucimiento en la distancia corta. Con cierto sector del público recriminándole esta actitud, el toro le prendió de forma muy fea, pasándoselo de pitón a pitón en unos segundos angustiosos. Taleguilla rota pero ánimo intacto de un Perera que se mostró en todo momento consciente de lo que se jugaba.
En vaqueros lidió en quinto lugar al sobrero de Carmen Segovia, un pedazo de toro por presencia y cuajo. El animal cantó que iba a tirar de freno de mano ya desde el primer pase cambiado en el centro del ruedo, al que entró al paso y midiendo mucho al diestro pacense. Hubo de nuevo quietud y toreo de cercanías intentando alargar unas embestidas que nunca fueron entregadas en los vuelos de la muleta de Perera.
Menos suerte ha tenido Daniel Luque con su lote. El sevillano brilló una tarde más con su caro toreo a la verónica. Primero en un quite mecido y a compás, moviendo con ritmo los brazos, y después en el saludo al sexto, también de gran temple y expresión. Pero tanto el sobrero de Salvador Domecq como el feo sexto del Puerto se vinieron abajo en la muleta y las faenas de Luque nunca pudieron coger vuelo.
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